Mucho del sonido, la música en particular, que escuchamos y que entra por nuestros oídos, es ‘adornado’ internamente por nuestro propio cerebro.
Nuestro cerebro es capaz de agregar sonidos, calidades sonoras, que no existen en lo que llega a nuestros oidos . La experiencia de escuchar puede ser muy subjetiva dentro d e ciertos parámetros.